El lugar es muy bonito y la comida deliciosa, pero para ir durante la semana. Se recomienda NO IR LOS FINES DE SEMANA o, en caso de ir, ir MUY temprano. Es muy problemático desayunar los fines de semana… el lugar es pequeño y compacto, con lo que al estar lleno está lejos de ser un lugar agradable y tranquilo con el bullicio y las mesas tan pegadas. Además, entre las personas que llegan para llevar, el personal está desbordado. Hay tanto ruido que hay que elevar la voz, con lo que en todas las mesas se termina casi gritando y uno termina involucrándose en las conversaciones de las mesas al lado. El estacionamiento es problemático, no hay donde dejar el carro en la plaza. Hay que reservar con anticipación, porque no hay lugar donde sentarse.
Platos recomendados
Calificar el restaurante (recibe 20 puntos)
Precio por persona de: Entrada + Plato principal + bebida SIN ALCOHOL
Precio = Entrada + PLato principal + Bebida
La comida es muy rica. Los panes, ¡deliciosos! La decoración es preciosa. El único detalle es que el lugar es muy, pero muy, pequeño. Las mesas están amontonadas, a 50 cm de distancia, y son pequeñas, es difícil estar cómodos y más difícil aún que sea un espacio íntimo para hablar y compartir.
Es una panadería chiquita pero acogedora. El pan de lavanda y limón es muy muy rico, la masa se siente súper fresca y suave. También recomiendo probar el rollo de Cardamomo.
El servicio se queda corto. Antes de sentarme como a las 915 me dijeron que a las 10 tenía que irme porque mi mesa estaba reservada. Pedimos y a las 950 no estaba lista la orden. Le dije que me cobraran el café y la mesera se puso nerviosa dizque le iban a cobrar toda la orden. Le dije que llamara a la dueña y apenas si se disculpó. Por supuesto que me cobró lo que consumí que de paso muy buenas tostadas pero la comida nunca llegó. Servicio Panameño Vida Mía!!!!
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