Mi visita a este lugar (el de Vía Israel, frente a Multiplaza) fue meramente por un antojo de gyro y ver si en algo había cambiado la mala fama que últimamente le han adjudicado. Salí muy decepcionado de este lugar. El gyro con papas en combo con una soda por $5 ($6 si lo agrandas) es un precio exagerado. El gyro en sí estuvo bueno, las papas estaban aguadas, recalentadas por un bombillo cuya función teórica es "mantener caliente" las papas, y tenían un sabor a apanizado de pollo que no me gustó. En cuanto al servicio, la muchacha que me iba a tomar el pedido fue cortés al preguntarme si estaba listo para ordenar. Al contestarle "deme un segundo para decidirme" fue como si le hubiese dicho "por favor no me atiendas". Se desentendió totalmente de la situación y cuando finalmente me decidí para ordenar, tuve que hacerle señas a otra muchacha para que me tomara el pedido. Muy desagradable esta atención. El ambiente muy pobre sinceramente, no le veo uso a estos restaurantes. No sé exactamente qué uso darle a estos restaurantes (ver eventos deportivos, comida tranquila, comida entre amigos o familia, comida para un levante o algo así). Solo se me ocurre que se pueda ir allí ya sea para matar el hambre luego de una buena rumba o por antojo. En ambos casos, no se debe salir del gyro (honestamente, lo único rescatable del menú).
