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No lo catalogaría como restaurante de comida tradicional panameña, pues nada de lo que probé es autóctono no tradicional, pero eso no es malo en absoluto. Son platillos que si bien, tienen algo de panameños, no son para nada los que encuentras en otros restaurantes de comida panameña, ni en una fonda y menos aún en la casa de la abuela. Debo decir, sin embargo, que todo estuvo delicioso, salvo el ceviche que solo se ganó un "bien" de parte mía. Pero el resto, fue una experiencia interesante. Las pizzas con chorizo tableño y la de plàtano en tentación está genial; la lasaña de plátano también estuvo muy rica; los platos ejecutivos (ropa vieja con arroz y porotos) tenía muy buen sabor, al igual que el bistec picado y los espaguetis con pollo guisado, no obstante, los tamaños de los platos mmmmm dejan con un poquito de hambre, salvo que compres entrada, pero, aunque el precio es accesible, estas también las ofrecen en raciones pequeñas, así que creo que eso es un punto a mejorar. También tuve oportunidad de probar el one pot y, según me dicen, no tiene nada que ver con el one pot tradicional, de hecho, tiene desde bollo de maiz nuevo (delicioso), hasta mafá, pasando por chicharrón que, aunque parecía de bolsa no es una mala propuesta. Estuvo muuuuy rico ese one pot, aunque algo hay que hacer con la salsa que llega un punto que, simplemente, empalaga. Los refrescos con raspadura es lo único que diría es típico, autóctono, tradicional panameño. Ofrecieron también, de cortesía, un caldito de pollo como entrada que estaba riquito. Volvería y espero que sean un poco más generosos con las prociones y que, el menú ejecutivo lo completen con unas tajaditas o una ensaladita.
