Cantina del Tigre

Recientemente fuimos a cenar y, como siempre, la comida fue excelente. La ensalada de mango y papaya era una maravillosa combinación de dulce, salado y picante. El carbón de la coliflor asada proporcionaba un agradable contraste con el hummus cremoso de frijoles blancos y las galletas de arroz agregaban un poco de crujido. El pescado frito afro estaba húmedo con una masa delicada y la salsa de curry de coco era un complemento cremoso y sabroso. El tamal tenía un montón de camarones y la salsa de papaya tenía el nivel de dulzura adecuado. Sin embargo, el servicio fue pésimo. Hacía muchos años que no recibía un servicio tan malo. Con suerte, esto fue solo un contratiempo.

Esta fue una visita repetida para nosotros, y una vez más la comida no nos decepcionó. El ceviche de lichi (mamon chino) es un plato tal inusual que combina la textura de ceviche con la dulzura de fruta. Los chips de guineo agregan un crujido que complementa el lichi suave y sedoso. De platos principales, pedimos el chuletón de cerdo al carbón (que se necesita cuarenta y cinco minutos para preparar) y los langostinos con papaya y maracuyá. Ambos fueron excelentes. El chuletón de cerdo tenía dos pulgadas de grosor y estaba perfectamente cocinada. Tenía un exterior crujiente de la parrilla, pero la carne por dentro estaba húmeda y jugosa porque ha sido cocinada lentamente. Se servía hermosamente con el mesero vertiendo una deliciosa salsa encima de la carne con un poco de fanfarria. Era acompañado con brócoli, coliflor y papaya asada. El tamaño de la porción era enorme y podía servir fácilmente dos personas. (¡Nuestra perra también disfrutó muchísimo el hueso!) Los langostinos también estaban cocinadas magníficamente. Se complementaban deliciosamente con papaya asada y una salsa de maracuyá, y los corazones de palmito que fueron rebanados finos, agregaban un poco de crujido al plato. Tener todos esos componentes en un solo bocado creaban una explosión de sabores. De las bebidas, pedimos Fresco Verano, una versión de la sangría. Tenía un buen equilibrio de vino y fruta. Nos gusto mucho la rodaja de naranja caramelizada encima. El servicio fue excelente. Hay una zona de estar interior y exterior. Nos sentamos en la terraza y originalmente seleccionamos una mesa cerca de la cocina abierta. Apreciábamos que el camarero sugeria una mesa diferente en un lugar más fresco. También hay un estacionamiento al lado del restaurante, así como servicio de aparcacoches. Eso es definitivamente una ventaja en San Francisco. Toda la comida fue asombrosa.

Cantina del Tigre ciertamente merece estar en la lista de los Mejores Restaurantes de América Latina (#76). El ambiente del restaurante es fabuloso. Después de abrir la puerta exterior, ingresa a un largo vestibulo con un mural que se ve un poco aterrador. Continúa por la segunda puerta (con una manija única) y pasa a un espacio maravillosamente acogedor, el primero de los cuales es interior y luego exterior. El comedor al aire libre es enorme, con la cocina abierta a un lado (que ofrece una vista fabulosa de la preparación de la comida) y las instalaciones de elaboración de cerveza por otro lado. La combinación de madera, metales y las ristras de bombillas creó un aspecto industrial, pero con calidez. La comida y los cócteles fueron increíbles, llenos de sabores y demostrando creatividad. Comenzamos con una Fresco Verano (que describiría como un giro en la sangría) y una Passion Tropical (una bebida a base de ron con jugos de piña y maracuyá). La cocina es panameña con un toque moderno. Al seleccionar nuestra comida, seguimos todas las recomendaciones de nuestro mesero y cada plato fue fenomenal. Comenzamos con la combinación de ceviche con chips de plátano recién hechos. Los chips estaban crujientes y perfectamente salados. El ceviche tenía trozos de pescado, que hacía cada componente fácilmente identificable y apreciado a la vista y el paladar. Tenía la cantidad justa de calor para equilibrar el ácido, pero aún dejaba los sabores del pescado que era la estrella. Para nuestros platos principales probamos un plato de carne y uno de pescado, que proveían un buen contraste. Lo que destacó en ambos platos fueron las salsas; ambos eran suaves, ricos y tenían maravillosas combinaciones de sabores. Nuestro plato de carne era un plato especial de la casa: rabo de buey cocido lento por 16 horas con una salsa de chocolate y ron. El rabo de buey estaba tan tierno que se caia del hueso. La salsa de chocolate con ron complementaba muy bien la carne. Nuestro plato de pescado contenía grandes trozos de corvina que estaban rebozados y fritos (pero nada aceitosos); el revestimiento tenía un crujido perfecto, pero el mismo pescado estaba húmedo. Se acompañaba con una salsa de curry con un chorrito de mostaza que daba un toque picante a la salsa; era una base maravillosa para exhibir el pescado. Y el arroz con coco fue destacado. Su sabor a coco era genial, pero mas especial era el crujido del arroz; proveía otra profundidad de sabor y un contraste de textura. Tener la "corteza de arroz" mezclada hacía de este nuestro arroz con coco favorito hasta ahora. Nuestro mesero fue fenomenal. Su servicio no solo era excelente, sino era tremendamente informativo sobre cada plato y la historia del restaurante. Fuimos para almorzar y no tuvimos problemas para entrar, pero entendemos que la cena estába bastante ocupada, asi que es bueno tener reservas si va. Hay algo de estacionamiento pero no mucho para el tamaño del restaurante.

Es un lugar muy diferente y único. Los platos son divertidos e innovadores y la comida es buena pero no sorprendente. Creo que es un lugar que todos deberían visitar una vez pero no me veo yendo de nuevo. En general, la comida era buena pero no lo suficiente como para justificar otra visita.

en veinte palabras, requete requete requete muchísima en hasta la mismísima en panga en panga en panga y en panga; pero tiene buen ambiente.