Benihana

Mal servicio, con decir que espere más de una hora por un simple sushi, entregaron dos platos de salmón por delante y eramos 5 personas, pedimos limonada y luego pasado 35 mins nos dijo el salonero que no había limonada. La verdad fue Fatal, más nunca pienso volver ahí.

La comida en general estuvo regular, el show debe ser mas corto y deberian preparar la comida mas rapido. Al bartender deberian capacitarlo mejor, tuvimos que regesar un martii 3 veces, no trajeron margaritas en copas de martini. Una simple solicitud de traer un martini con cuatro aceitunas tomo mas de 30 minutos. El chico fue muy amable pero no prestaba atencion.

Fuimos un grupo de 4 personas, y la verdad que todo estuvo divino!, desde que nos ubicaron en la mesa, aunque fue compartida la pasamos bien. Los colaboradores nos atendieron bien, desde la chica en recepción, el mesero y el cocinero. Pedimos 2 Strawberry Delight, un mojito, un café, que nos lo sirvieron a tiempo, el único pero que vi es que deben sugerirle al mesero que los vasos no se agarran por la boca sino por abajo, de ahí todo lo demás estuvo bien. La comida deliciosa, y los postres, mmmm ricos!, algo caro pero lo vale, y en conjunto con el ambiente, se pasa muy bien. Volveremos.

Pienso que hay que diferenciar entre la atencion a la carta versus el show de la plancha en la mesa. Yo comentare sobre el segundo, que fue el que recibi durante mi visita. Ordene un benihana excellence, el cual estaba excelente. Los camarones estaban cocinados a la plancha con un saborcillo de limon espectacular. Mejoraba aun mas su sabor con la salsilla que te sirven. El filete teriyaki tambien estuvo bastante bueno y con la salsa, al igual que los camarones, mejoraba tambien. Mi novia ordeno un filete hibashi, que tenia un excelente sabor. El tepanyaki que nos cocinaron estuvo bastante bueno tambien, al igual que el tempura de vegetales que ordenamos. Quizas la nota mas baja la saco una especie de carpaccio de carne q ordeno uno de mis hermanos, pero aun asi, en lineas generales, la comida estuvo deliciosa. Terminamos nuestro almuerzo con un helado de vainilla con sirope de chocolate. Gran forma de cerrar la comida. El servicio fue muy bueno por parte del cocinero, muy amable con nosotros en todo momento y su interaccion con la mesa fue realmente agradable!! Con respecto al cocinero, no tuvimos queja alguna. Lo medio maluco fue el salonero que nos atendio, ya que demoraba en retirar los platos utilizados y olvido al inicio algunas bebidas. El ambiente me gusto mucho, con las letras japonesas enormes en los ventanales y todo el setting dentro del lugar. Puntos adicionales por haber mejorado una critica constante que data de hace mucho tiempo: el OLOR A COMIDA que le quedaba a uno luego de salir del local. Me fascino poder oler aun mi perfume luego de comer alli. Lo recomiendo para una comida fuera de lo comun y agradable entre un grupo de personas.

Este restaurante me impresionó, aunque no sé si lo que me cautivó fue que en la fecha fui estaban programados para eso porque nunca he ido en un día regular. Fui el pasado San Valentín con mi novio aunque estaba medio reacia a ir porque no soy fanática de la comida con muchas especias y condimentos, pero debo admitir que salí fascinada. Me topé conque no era como creía, pues el restaurante tiene de todo un poco. Escogimos el área aquella de las mesas con la plancha de cocinar pegada para ver el chef cocinar delante de uno y la compartimos con una familia de esposos y 2 hijos. Ordenamos un plato que incluía ensalada de entrada, luego sopa y por último el plato fuerte. No comí la ensalada porque tenía un condimento super picante que casi no pude tragar, en cambio la sopa si estaba muy buena. Antes del plato principal de cada uno el chef cocinó un arroz frito de combinación que estuvo espectacular y no era parte del plato que ordenamos pero terminé pagandolo aparte porque sencillamente quería probarlo por lo bien que se veía y olía. Los cortes de carnes se veían muy bien y aunque pensé que no me iba a llenar, quedé satisfecha porque las porciones engañan. La mejor parte fue la experiencia de "cocinar" con el chef que nos dio la oportunidad de practicar las piruetas que hacía y fue super gracioso. Me encantó el show que hizo lanzando platos y la creatividad que tienen con toda la comida, nos hicieron un tren, un volcán y el detalle de la noche: el arroz en forma de corazón. Sencillamente espero volver.