Tomillo

Tomillo ofrece una experiencia en todo sentido de la palabra. Sus múltiples ambientes acompañados de una cocina excepcional, son la combinación perfecta.

Acabo de llegar de almorzar en Tomillo y aún en shock por lo excesivamente caro que es, en terminos absolutos y relativos. La comida, aunque buena -hasta ahí- tampoco es de una calidad y/o cantidad que amerite tan exhorbitantes precios. El servicio atento y eficiente -había mucho personal- y el ambiente muy agradable. El lugar es bien grande, con un acogedor comedor con unos ventanales enormes con mucha luz natural, un bar interior grande, y un bar exterior y terraza techada enorme. Tiene algo de parking, que no llega a cubrir el 10% de la capacidad del restaurante, pero también tienen valet parking. Me informaron que tienen música en vivo de martes a sábado de 8 pm en adelante.

Muy bonito el lugar, pero la comida es normal, nada memorable. El restaurante es más fachada que sabor o delicia. Ordenamos de entrada una mariscada crocante que estaba ok. De plato fuerte ordené una corvina que la sirvieron fría y mi acompañante ordenó unos langostinos (buena porción) pero nada memorable. Lo que sí rescato de la cena fue el mojadito de yuca que estaba muy bueno. Buen servicio, buena música, pero muy alta. Ya conocí el lugar, no creo que regrese. Muy caro para no llevarme una experiencia deliciosa del lugar.

conocíamos Tomillo del Casco Antiguo, y esta nueva ubicación no defraudó. el amplio espacio abierto es agradable y ameno. la atención estuvo excelente. la comida y tragos buenísimos. muy repetible.

ambiente buenisimo! musica en vivo. las entradas muy buenas la favorita fue cachapas de pato. las carnes en su punto medio! el ribeye un poco pellejudo. el arroz de cochinillo estupendo y el hanger steak brutal! la mesera un poco aerea con respecto al menu.