Marula

Casa casco es un embrujo sensorial y su restaurante Marula resultó ser un hechicero. Nos sentaron en un hermoso y acogedor balcón frente a la plaza Herrera, en una noche fresca y encantadora. Los servicio del salonero y el "bar tender" fueron realmente sobresalientes, siempre atentos y con una gran sonrisa en todo momento. Tienen una lista de cócteles extensa e inéditas y los tradicionales de siempre. Una carta de vino muy bien elaborada y de todos los precios. La comida muy buena y bien servida. Este restaurante está en mi lista de preferidos.

Compartimos un menu de degustacion mas un plato principal. El menu muy creativo, ligero y delicioso. El plato principal de corvina tambien fue perfecto en todos los sentidos. El chef espanol y nuestro mesero Eduardo no podrian ser mas amables y complacientes. Hay mesas romanticas y privadas en el balcon. En resumen: una experiencia agradable y memorable. Volvere!

El ambiente creado en el 3er piso de este viejo caserón en el Casco Antiguo es fenomenal, la atención es esmerada y la presentación y e sabor de sus platos son de singular peculiaridad que atraen a la vista y despiertan los sentidos.

Por segunda vez llevo un grupo al Marula. Es una experiencia sumamente agradable , desde el momento de tomar la reserva, la amabilidad de su personal te da la confianza que será una velada agradable. Excelente servicio, atención personalizada, y la gastronomía memorable.

Reservamos a través d epagina Degusta que resulto muy bien y agradecemos. No había mucha gente en el restaurante sin embargo no sentimos que nos atendieron bien, teníamos que llamar para que el mesero fuera a servirnos mas vino. La comida en vez de servirla el mesero venia una chiac como de la cocina a servirla, tuvimos que llamar también para que nos sirvieran postre en realidad sentimos que fue costoso y mala atención,