Siempre habíamos querido ir y nos decidimos. El lugar es sumamente acogedor y se esconde entre el bullicio del final de calle 50. Para una velada especial nunca quedarás mal. Ordenamos ensalada de palmito y cochinilla pibil de entrada. El plato fuerte fueron calamares y salmón ambos con un sabor espectacular. Bebidas un machacado de albahaca y un jugo de frutas natural. Como algo a resaltar en la cuenta nunca vi referencia a la propina, el servicio es muy bueno y los platos deliciosos que ellos saben que no necesitan hacer referencia a la misma.
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Platos recomendados
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Precio por persona de: Entrada + Plato principal + bebida SIN ALCOHOL
Precio = Entrada + PLato principal + Bebida
Es un restaurante bastante agradable y con un ambiente único para degustar buena comida. La variedad de la comida y la elaboración de los platos, así como su calidad es de alta cocina.
El chow mein de pato es una delicia…pedimos seren de langostinos y arroz negro…los postres buenísimos: uno de fresa, tres leches y otro de chocolate con helado de pepita de marañon…
Un restaurant de lujo, definitivamente muy buena opción, me encanto la entrada, el plato principal le falto cariño, pero el postre hace olvidar cualquier desperfecto de la velada.
Muy buena entradas y postres, pero el plato principal muy malo, mucho adorno poco sabor, la presentación de un plato hermoso que iba deteriorándose a cada bocado, menos mal que el postre hizo olvidar ese desastre.
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