Lo visité el dia de ayer por San Valentin, nos dieron una mesa afuera porque aparentemente adentro estaba lleno. Adentro tenían música en vivo pero afuera estaba más en silencio que un velorio. En mi mesa no había ni la vela encendida (tuve que pedir que la encendieran) ni adorno como había en otras. No había nada en especial para san valentin.
El mesero que nos atendió, ni nos miraba a los ojos y estaba más enfocado en apurarnos que en atendernos. Pedimos de entrada el Carpaccio de entraña y la cochinita pibil, estaban bastante bien. El problema fueron los platos fuertes, pedimos el filete tableño, que no tenia mayor gracia, pero el verdadero desastre fue el salmon, insípido con una presentación lamentable. Le pregunte al mesero donde estaba todo el sabor que leí en la carta y me dice que “son sabores muy ligeros”, me lo comí porque tenia hambre, a lo que en minutos después regresa y me informa que hubo un error y que solamente me dieron un salmon a la plancha. Que si quería que me prepararan otro, o postre gratis (buen punto pero no es lo ideal.)
No sè que le ha pasado a Maito, ha descuidado su excelencia en servir algo bueno y preocuparse por el cliente.
La mesa de al lado opinó lo mismo.
