Fuimos a una cena en grupo y pedimos el plato de entradas variadas, y fue excelente selección, especialmente el pulpo y los calamares. Varios tomaron vino tinto y otros vino blanco, nos decantamos por el Protus Verdejo. De plato principal la mayorÃa pidió pescados o mariscos, en lo personal, yo pedà los calamares en su tinta, que tanto me gustan, con arroz blanco. De postre, el imbatible arroz con leche.
Platos recomendados
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Precio por persona de: Entrada + Plato principal + bebida SIN ALCOHOL
Precio = Entrada + PLato principal + Bebida
Este restaurante no defrauda, la atención personalizada desde que uno cruza el umbral de la puerta se nota y es agradable. El ambiente es exquisito, rodeado de magnÃficas obras de arte. Mis acompañantes pidieron ceviche y yo los calamares rellenos de cangrejos. El pan siempre es bueno y tomamos vino blanco, Albariño y Sauvignon Blanc. Yo comà un atún sellado a la parrilla, que estuvo bien pero vino frÃo adentro, como si hubiera estado congelado. Las personas con las que comà una pidió una corvina a la Vasca y la otra un pescado a la BizcaÃna. Todos quedaron encantados. Encontré a los meseros un poco descordinados, tuvimos que pedir dos veces el hielo, pero en general, es una experiencia agradable que se repite con gusto.
Como siempre restaurante que te saca de apuros. Me gusta mucho su estacionamiento seguro. Ambiente agradable. La parillada de mariscos para dos excelente. Precio justo. Por una copa de vino pagas la botella.
Nuevamente visitamos a nuestro viejo amigo, este comedero español de buen gusto y buenos mariscos. La parrillada de mariscos y el mero a la vasca estuvieron deliciosos. De postre la crema catalana nos endulzó la noche. El Verdejo nos acompañó a las mil maravillas. El ambiente como de costumbre, amplio, elegante y de buen gusto. El Servicio esta vez fue de rutina, no excepcional. Sus orquÃdeas siempre florecidas se exhiben en su pared predominante como una mural natural hermoso.
Siempre que llego valoro más su estacionamiento en la parte de atrás donde con luz suficiente y área extensa y reservado dejo con tranquilidad y me siento seguro. Los Dendrobiums amarillos (léase orquÃdeas) que adornan y cambian con frecuencia colgando del viejo árbol que adorna la sala principal cada vez me gustan más. Sus sillas amplias, aunque de madera y duras son cómodas. (No me contradigo). El menú cambia poco pero me pregunto para qué, no como todos los dÃas allà y es suficiente para mi gusto. Las almejas, el mero a la vasca, los langostinos y los calamares todos estuvieron muy ricos aunque con un poquito más de aceite del que me hubiera gustado. Los niños comieron sus muy queridos espaguetis (no sé como quitarles el vicio). El servicio presente y bueno pero no tan amable com el que me tocó la vez pasada. (No todos somos iguales). Un Gran Tarapacá Chardonnay nos hizo los pases de rutina. El postre y el té al final, los calificamos como postres y té rutinarios.
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