Lugar un poco demorado, pedi el concolon y ropa vieja y ninguno cumplio mis expectativas, frijoles normales, ropa vieja normal y la verdad el concolon no es mi comida favorita aunque para esos los gustos y por ultimo el plato de metal que te sirven al ser el concolon tostado todo tu plato gira y se mueve para los lados, eso si el guacho esta recomendado junto con la pizza de chorizo tableño que no es la mejor pero es un toque distinta y hace que sea algo con su leve sabor tipico.
Platos recomendados
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Precio por persona de: Entrada + Plato principal + bebida SIN ALCOHOL
Precio = Entrada + PLato principal + Bebida
Una buena y abundante opción para degustar platos típicos. Tamal de olla, pernil o lechona, yuca al mojo y mucho concolón. Éramos 6 y compartimos muchos platos que nos enviaba el dueño, incluso un caldo de entrada, de cortesía. La oferta de vino buena, no extraordinaria, y las meseras muy atentas.
Tenía muchas expectativas, ya que por redes sociales había visto varias imágenes de sus platos. Pedí dos entradas, porque los antojosbal leer el menú, fueron muchos. Las tortillitas de maíz nuevo, con queso estuvieron deliciosas. La lasagna de plátano maduro exquisita. Pienso regresar a probar otras delicias. La chicha de raspadura y limón, algo aguada, pero la comida compensó por mucho.
El lugar esta bien decorado y es acogedor. La atención no esta mal, solo está ok. La comida no estaba tan buena o mejor dicho, nada fuera de este mundo. Ordenamos varios platos entre los que está la ensalada de papas que estaba normal, las carimañolas que llegaron frías a la mesa, la lasagna de plátano que era casi todo plátano y el sabor de la salsa no era salsa, mas bien parecía ketchup. También ordenamos unos spaguettis que también estaban solo ok. Realmente no creo que regresemos.
Este es un lugar que hay que ir a probar la comida, uno se pregunta cómo un italo venezolano, quién es el chef, cocina como la abuela, con esos sabores traídos del interior, de una fonda como el ciruelo, por lo menos el puerquito frito me pareció así con la crocancia de la piel y el sabor a cerdo en la carne, las yucas y bollos que lo acompañaron estuvieron ricos. El show del almuerzo fue actuado especialmente para mí por un concolón con poroto que me transportó a la cocina de mi abuela paterna con el conco del arroz formado por el fogón. La chicha de limón con raspadura también estuvo buena, pero el flan fue el cierre perfecto de mi almuerzo. Recomiendo este lugar y es uno de mis preferidos desde ya.
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