Cascomar

Está bien ubicado pero nadie va por el area donde está. La comida no tiene mucho o nada que recordar. No iría nuevamente. Hay mejores opciones en el area.

Para el cumpleaños de mi esposa decidimos tener un rico almuerzo en el Casco Antiguo, tremenda sorpresa la atención espectacular de entrada tuvimos un pulpo a la gallega y de plato fuerte para mi la Pesca del Dia que fue un suculento filete de curvina, con una cama de acelga, el pescado estaba al punto y muy bien sazonado. Lo acompañamos con una botella de pino grigio Santa Margherita 🍷. Sorpresa la final nos dieron un cotillon y un flan con helado para cantar el cumpleaños de mis esposa, tremendo detalle.

Este es un sitio pequeño con una terraza separada por una pequeña calle, que está un poco abandonada por los meseros, pero con la marea alta ofrece buena vista. De entrada probamos los dados de entrecot con papas, muy ricos y jugosos. También probamos las croquetas, algo suaves para mi gusto pero con buen sabor y el ceviche frito, que viene en una presentación diferente pero interesante, se sentía fresco. De plato fuerte optamos por el arroz negro de calamar, que vale recalcar viene con camarones, por lo que uno de nuestros comensales que ya habíamos notificado era alérgico se vio forzado a pedir otro plato. Tenía un rico sabor sobre todo con el alioli, pero la verdad demoró cerca de 45 minutos en salir y nadie nunca se disculpó u ofreció nada por la espera excesiva, la mesa de al lado si se quejó y esperaron menos, a ellos les ofrecieron una entrada de cortesía. En un lugar tan pequeño creo que no hay necesidad de quejarse para disculparse por una comida demorada... Yo creo que apesar que la comida no es mala no volveria, la relación precio/calidad/servicio no la sentí apropiada, mucho menos con las bebidas sin alcohol (limonada $7).

Pedimos tapas y fué una opción productiva. El pulpo a la gallega estuvo muy bien: tierno y de buen sabor; los pimientos al piquillo excelentes, con un aderezo de pescado muy rico. Los chips de berenjenas a la miel deliciosos,un Plato diferente y muy creativo, todo acompañado de un delicioso pan gallego y una copa de Verdejo que maridó a la perfección. Al final un licor de orujo y otro de café,cortesía de la casa. Una experiencia que vale la pena repetir con un grupo de amigos.

Servicio muy atencioso, comida sabrosa (cené una ensalada, los croquetes y una copa de vino, estaban todos muy ricos). Perfecto para citas románticas