Casa Blanca

Mi experiencia fue muy desagradable. Cuando llegamos empezaba a llover por lo que me dirigí a buscar mesa adentro mientras mi acompañante estacionaba el auto. Al entrar vi varias mesas vacías pero salí a hacerle señas a la otra persona para que se acercara adentro. al ir a entrar de nuevo se para uno de esos meseros groseros y patanes en la puerta y me dice que ya no hay mesas y que busque una afuera. Le digo que acabo de ver mesas vacías y me insiste en que el restaurante esta lleno. Decido sentarme en una mesa afuera bajo un paraguas que me señalaba otro mesero, ya que estaba lloviendo y ademas teníamos hambre. Nos sentamos pero se metía el agua y encima la mesa estaba cerca del cesto de basura. Divisé otra mesa con mejor ubicación y a la cual no se le metía el agua, pero el mesero se apresuró a "parapetar" el paraguas para que no nos moviéramos de mesa. Al rato llegan unos turistas miran por fuera y luego entran al área techada, o sea que para los turistas las mejores comodidades y para los que tenemos acento panameño vida mia, lo que sea. La comida estuvo pésima y una porción para bebé. Calidad vs precio no concuerda. Los meseros lentos y como ya explique, patanes y groseros. Del menú te recomiendan siempre lo más caro. Es desastroso. Yo no vuelvo y no lo recomiendo

Este restaurante tiene uno de los mejores sitios estratégicos del casco antiguo, tiene facilidad para comer dentro del restaurante con aire o en el parque y hay opciones de estacionamiento. Tienen muy buena atencion por parte de personal bilingue, pero considero que su cocina demora mucho en sacar los platos. En mi ultima visita, fui almorzar y esperamos alrededor de 30 a 45 minutos a que salieran los platos. Todo los platos muy ricos, recomiendo el salmón en salsa se zuchinni. Casi todo los platos que he probado tienen muy buen sabor, pero siempre demoran en salir.

En el Casco Viejo siempre resulta una buena opcion, se puede disfrutar de comer al aire libre con música en vivo en la una Plaza histórica. Si esta lleno puede resultar lenta la atencion, pero los mojitos, las arañitas el ceviche de entrada valen la espera y el menú es variado en comidas y precios. La ensalada de salmón, el filete a la pimienta, el filete a la pizzaiola, entre otros muy satisfactorios.

Lugar muy agradable, tranquilo y la comida deliciosa. El margarita me encanto y los langostinos en salsa de maracuya deliciosos.

No recomendable. Es una trampa para el turista desprevenido. Los precios son excesivos, la cantidad de la comida escasa, la calidad regular (nada sorprendente). El lugar está descuidado, los baños sucios, y la música no coincide con el ambiente. El personal desatento y haciéndole el favor a uno de atenderlo. Lamentable. Volvería cuando cambie la administración y hagan serios cambios.