Azahar

Fuimos 13 personas y nos ubicaron en un salón aparte como un pequeño teatro. El servicio bueno. Comenzamos con unos caracoles deliciosos. El Magret de pato exquisito (de los pocos lugares donde lo ofrecen), las baby ribs deshuesadass cocinadas a fuego lento 22 hrs, espectaculares. Las copas de vino a $6.00 el precio de las entradas apropiado. Volveré.

Sin problemas con el estacionamiento. Fuimos un jueves. De pronto el viernes y sábado puede existir congestionamiento. En todo caso hay valet parking. Los meseros muy buenos. Probamos la Corvina in Brodo. Estuvo fresca, jugosa, de excelente espesor, nada de mariscosa. Los platos acompañantes los usuales de la plaza. En la carta de vinos si pides Los Alamos hay dos, uno de $21.00 y otro de $29.00 mi intención fue pedir la de menos valor, sin embargo me trajeron la de $29.00 y la acepté por bruto. Los dólares de diferencia no valen la pena. Voy a los restaurantes a comer y no a beber. Los vinos buenos y caros los tomo en casa, en petit comité y acompañado con lo que me parece mejor. Este incidente lo menciono solo como una anécdota. El vino dicho sea de paso, estuvo delicioso, con aroma de peras y manzanas, fresco y acompañó perfenctamente a la corvinita. Volveré.

Regresamos por su rica comidita. Estacionamiento sin problemas y cercano. El ambiento interesante sin ser sobrecargado. Comenzamos con unas entraditas de dátiles rellenos con que sito y carpaccio de res. Ambos excelentes. El Salmón con salsa Tefriyaki bueno y la Corvina Brodo Muy buena. Nos acompañó un Protos Verdejo a las mil maravillas. Los meseros formales y atentos, un solo consejo, se agolparon en varias ocasiones para hablar entre ellos como quien está en un buen corrillo en medio del barrio pero con la diferencia de que en esta ocasión lo hicieron en medio de los de los comensales. No es de buen gusto.

Bien localizado en el Cangrejo. Tiene suficiente estacionamiento y si llueve el Valet Parking lo ayudará. El ambiente es apropiado, grande, con visión directa de,los cocineros apostados en una cocina moderna y limpia. Comenzamos con un pequeño tropiezo pues el pulpo al grill que nos hacía agua la boca "no les llegó". Fue compensado con una especie de sushi con salmón, bien logrado pero no excepcional. El atún abrazado en chía (dígase Salvia índica) estuvo delicioso. (No apto para los que no comen pescado crudo. Sin embargo me atrevo a proponerle a las personas que no lo hacen que lo prueben, vale la pena. Lo acompañamos con los torbellini de zapallo excelentemente elaborados. Los ñoquis de plátano, (¡No me lo hubiera imaginado!) con el dulce lejano del vegetal, le imparten su delicioso sabor. Un Banfi Pinot Gigrio hizo los pases necesario para acompañar esta excelente cena. La atención inmejorable. Aunque yo sabía que la chía no es sésamo (como lo dice el menú,) le lancé la curva al Maitre quien salió airoso, pues sí lo sabía y descubrió el error de redacción del menú. Restaurante fino, y adecuado.

El lugar es súper elegante. Buenas porciones de comida y la atención es muy buena con todo el personal. Buena opción para una cena de cumpleaños o degustar algo diferente.