La experiencia en este restaurante no fue para nada agradable desde el principio. Empecemos porque al llegar al hotel no hay ninguna indicación de cómo llegar al lobby que es donde están los restaurantes y hay que adivinar. Una vez ahí, el restaurante es super grande y está decorado super lindo con un toque moderno. El lugar es bonito y tiene una super vista. La comida deja mucho que desear desde el sabor hasta la variedad. El buffet tenía muy poco de donde elegir, sólo un arroz verde, pescado, pollo y vegetales roasted, además de un salad bar en el que sólo se destacaba una ensalada de mango, lo demás normal. Aunque había una estación de pasta, no había nadie atendiéndola. Éramos las únicas personas en el restaurante y habían 6 meseros que hacían de todo menos atendernos. Pedimos que llamaran a la persona de las pastas y nadie se movió. Después de estar parados en el medio del restaurante esperando que alguien nos atendiera, otro mesero apareció y nos preguntó que si necesitábamos algo y llamó a la persona encargada de la estación de pasta, quien igual tardó otro tanto más. Como ya demoró mucho, nos regresamos a la mesa y la persona llegó a su estación gritando: quién me estaba buscando? en tono enojado. En ese momento decidimos que no queríamos seguir en el restaurante porque nos sentimos insultados por la falta de servicio y la pobre calidad y diversidad de la comida. Pedimos la cuenta, pero creo que se dieron cuenta que habían realmente hecho un mal trabajo en atendernos que no nos cobraron la cuenta. Aunque no era nuestra intención no pagar la cuenta, fue lo mínimo que pudieron hacer después de tan mala experiencia.
