Moríamos por venir aquí hace rato; fiinalmente vinimos y fue una decepción total. El local es muy diferente a lo acostumbrado y mucho mas amplio de lo que parece por fuera. Es cómodo; aunque el sol de la tarde limita los lugares para sentarse.
El ambiente es chévere, con muy buena música; pero el volumen demasiado alto y no se puede sostener una conversación.
La comida tiene buen sabor, cocción, temperatura y presentación. Las croquetas de plátano maduro son muy ricas y la mezcla dulce con el queso crema son de otro mundo; pero la picada de mar no vale lo que cuesta. El 40% del plato son los acompañamientos y las yucas de paquete y el patacón sin sabor no la hicieron. Los mariscos, contados y ni hablar de las almejas.
El servicio fue extremadamente lento y de mala gana para tomar el pedido, para traer agua y hasta para poner los cubiertos. El colmo de la mesera fue cuando derramó parte del coctel al colocarlo en la mesa y que luego se le volteara envina el plato de corvina con mariscos. Muy mala imagen.
En resumen, no volveremos ni lo recomendaremos. Ahora entiendo por qué sus calificaciones no llegan a 4.0 en comida y servicio.
