Nazca 21 (Casco Antiguo)

Desde que entras al local te olvidas de lo que pueda estar pasando afuera... Es un lugar pequeño, tranquilo y acogedor... Empezamos con un Pulpo al Carbon, sin palabras! Simplemente Wao; luego pedimos un Piqueo de Mariscos que tenia de todo un poco, de esta bandeja mis favoritos fueron los deditos de pescado y las conchitas de camarones y maiz; Luego continuamos con un ceviche frito, estaba perfecto... La corvina muy fresca y muy agradable textura al paladar... Nos decidimos al final por un plato fuerte, Picantito de Camarones con Arroz, que delicia, excelente sason en los camarones... En el punto perfecto de coccion y el arroz blanco, singular! Todo lo acompañamos con Pisco Sour que estaba en su punto de gustoso! Cerramos con broche de oro con un flan de la casa muy balanceado y rico. Lo recomiendo, todo es muy rico y la relacion precio - calidad - cantidad esta excelente!

Super rica la comida, tiene muy buen ambiente y la atención es super full recomendado de seguro regreso con mis amistades

La comida es buena, la atención rápida y las porciones son muy generosas. Es un lugar nuevo y les faltan cosas por afinar pero es una opción relajada para ir a cenar.

Nos trasladamos al Peru. Desde que entras al Restaurante te deiletas con su hermoso Ambiente Peruano. La comida 100% Recomendado... Excelente Atencion... Y muy amable el Chef. Felicidades.

La comida de este lugar brinda un placer a los sentidos; la autenticidad de los platillos, la variedad, los sabores y las presentaciones, hablan por sí solos. Con la proliferación de restaurantes peruanos en la ciudad, varios de ellos muy buenos, parecería difícil destacarse abriendo uno más, pero este restaurante hace que valga vale la pena la visita. El pulpo al carbón fue la estrella de la mesa; es tal punto conseguido en su preparación, que el pulpo casi se funde en la boca. También ordenamos papas a la huancaína y, como principales, corvina a la limeña y langostinos Inca; estos últimos, siendo jumbo, tenían tanto gusto como los langostinos de tamaño mediano, y, obviamente, enriquecen la presentación del plato. El dueño es muy atento y está pendiente de las mesas ocupadas por comensales; la atención de los meseros, cumple. El ambiente es sencillo, con tapices, cuadros y manteles típicos peruanos.