Este pequeño lugar se ha convertido en un destination para cualquier foodie en Panama. Esta un poco escondido dentro del barrio de San Francisco, pero cuando lo descubres no puedes vivir sin sus delicias. Me encanta ir por los postres, tienen unas galletas deliciosas. Tienen un pequeño menú de almuerzo pero muy bien preparado, las hamburguesas tipo caseras pero con el pan fresco que lo hornean ellos. El lava cake de dulce de leche es una adicción. Los meseros siempre están pendiente de uno y la comida llega bastante rapido. La decoración del lugar es linda y relajante para pasar la tarde comiendo algo dulce.
Platos recomendados
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Precio por persona de: Entrada + Plato principal + bebida SIN ALCOHOL
Precio = Entrada + PLato principal + Bebida
Excelente. Hacen sus propias sodas y panes. Probe soda de fresa buenisima y sandwich de pastrami espectacular con pan de rye y papas fritas con romero muy muy buenas. Los postres tambien son de lo mejor que he probado en el pais. Sigan asi!
Que decepción con el servicio, fuimos a desayunar croissant y café, después de 45 minutos nos traen los croissants sin las bebidas, no hay con quien hablar, no pienso volver!!
La comida es deliciosa. Pero realmente creo que ya es hora de que agraden el lugar o se muden, es muy pequeño y demoran mucho en atender. No regresaría tan seguido.
El lugar está muy lindo y acogedor, pero fuimos un día en el que se lleno demasiado y apenas llegamos, nos anotaron de primeros en una lista y la lista se alargaba cada vez más después de nosotros. Luego de allí esperamos 30min hasta que una mesa se desocupó. Desde ese momento veíamos a un par de meseros que no daban abasto y la mesa que desocuparon quedó así por 20min más hasta que mi pareja y yo nos cansamos y decidimos sentarnos sin que nadie nos avisara, justo en ese momento uno de los meseros nos dice que si estábamos anotados y le dijimos que fuera a ver la lista mejor. Ya era el colmo, todos los que estabamos esperando veiamos esa mesa vacia por tanto tiempo y nada. Como sabíamos que nos tocaba decidimos sentarnos sin avisar. De allí en adelante era batallar con los meseros para que atendieran. Como estaba lleno, ya casi no habían postres.
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