Mar de Grau

Muy buena atención y la comida muy buena. Pasamos un rato muy ameno celebrando un cumpleaños. Buenas porciones para compartir. Muy recomendado.

Al entrar al local lo primero que se nota es que está sumamente descuidado, realmente necesita renovación, empezando por la apariencia general, quizás una mano de pintura estaría bien, pero no es solo eso, manteles rasgados, sillas flojas, platos astillados, etc... Seguido tuve que hacer cambiar 5 de los 6 tenedores para ensalada ya que estaban sucios o mal fregados. Los baños claramente necesitan ser renovados, al punto que no se puede distinguir si están sucios o simplemente manchados por su antigüedad. La atención del mesero dejo mucho que desear, fue poco agradable, deficiente y de poca ayuda. La comida no mejoró el resultado final tampoco, el arroz chaufa no era más que un arroz mal frito, la jalea de mariscos fue insípida y la corvina a lo macho sumamente simple, ni siquiera los deditos de pollo tenían sabor. Me duele decirlo, pero definitivamente está lejos de ser llamado un restaurante peruano promedio, mucho menos bueno.

La comida estaba muy buena, pedimos un carpaccio de pulpo, y un arroz chaufa de mariscos, los dos estaban muy bien cocinados y con buena sazón. El ambiente es un poco simple y el servicio estuvo bien. Está detrás de la antigua mansión Danté, pero en la noche es un área un poco solitaria.

El Restaurante Mar de Grau tiene excelente ubicación muy cerca a la calle 50, el ambiente Peruano es bueno me encanta la pecera decorativa, la atención buena, la comida Mixto de marisco fue una opción para compartir, el pansito delicioso!

Lo recomiendo sólo por la langosta Mar de Grau, a pesar de que su precio es exagerado ($60) no deja de ser la mejor de Panamá para mi concepto. Las conchuelas a la parmesana dejan mucho que desear y en general el costo/beneficio no tiene una buena relación. La atención es rápida aunque no es muy profesional. El local necesita una redecoración total urgente, los muebles son antiguos y están muy estropeados. Sin embargo tiene una clientela fiel porque siempre que he ido lo encuentro bastante lleno.