Este restaurante es uno de esos casos que agradezco a degusta por conocerlo, en nuestro caso pasamos mucho por la zona pero no esta a la vista en la calle, por lo que posiblemente nunca lo íbamos a conocer, algo que agradecemos ahora por su buena comida, buen ambiente y espléndida atención, los vinos de Los Haroldos excelentes, de mi preferencia el Rosado añejo de familia y el Sparkling Chardonnay Savignon, de los platos que probamos el que más me gusto fue Calamares rellenos de manchego con salsa de eneldo, es difícil explicar la experiencia al probarlo, la cocción de los calamares perfecta, el manchego le da un sabor fantástico y la salsa que es como una crema bechamel con algunas variantes como un toque de licor y los hongos hacen que el plato sea una sensación única que solo de recordarla provoca salir corriendo a comerlos nuevamente (tienen que probarlos), otro de los platos que causo sensación fue el Tamal de langostinos a la criolla, el tamal con buena consistencia y sabor, los langostinos como me gustan, bien cocidos y limpios sin la cascara. El ambiente muy intimo, con música en vivo que hace el momento super agradable. La atención muy cuidadosa de todos los detalles, explican cada detalle de los platos y se ve que disfrutan de lo que hacen. En conclusión muy recomendado el restaurante, demuestran que sus más de 35 años sirviendo comida de calidad, no son en vano.
