Una experiencia realmente buena. Atención, ambiente, comida, todo se conjugó muy bien. Aunque algunas cosas que pedimos no las tenían, esto no desmejoró la experiencia. De hecho se me estaba olvidando, pero lo menciono, porque cuando el servicio, atención, calidad de la comida y recalco la amabilidad del personal, es buena, todos los fallos se perdonan y hasta se disipan. De hecho una niña en nuestro grupo que no estaba muy convencida con las opciones de postre terminó diciendo "creo que a partir de hoy me está gustando la nutella"... Y su mamá, que tampoco es amante de la nutella dijo que este postre la había "transportado a Europa". No suelo empezar por los postres, pero fueron realmente el broche de oro a una excelente experiencia gastronómica para siete comensales; entre ellos tres niñas, tres adultas y una adulta mayor. Nos degustamos con vino blanco por copa (debimos pedir la botella pues la pasamos tan rico que consumimos su equivalente sin duda alguna). De entrada compartimos una burrata (la más rica que me he comido en Panamá, pulpo, carpacio y focaccia. De platos fuertes pedimos pizza, entraña, spaghetti pomodoro, pasta frutti di mare y risottto fruttti di mari (hubo platos repetidos). Cada uno mejor que el otro. El mejor risotto que me he comido en Panamá. Y para complementar, un excelente picante de la casa. La entraña vino acompañada de una guarnición de vegetales estupenda. De postres... Muchas revelaciones. La pizza de nutellla...wow, ya lo he dicho antes. Y el mousse de chocolate, que sólo yo quería, tuvimos que pedir uno adicional. El tiramisú no lo probé, pues confieso que soy chocahólica y no quería perder ese delicioso sabor de mi paladar!!!
