Fui la semana de inaugurado, y cuando llegamos a las 8am todas las mesas estaban reservadas y lo peor que no había nadie en ellas. Nos tocó sentarnos en la barra por supuesto incómodo para hablar. Hasta que una minimesa desocupo y nos cambiaron. Las porciones son mini y no hay desayunos típicos panameños el chocolate es redulce. No volvería.
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