A comenzar, fuimos para dia de madre y dijeron que no hay reservaciones. Llegamos y so habia reservaciones. Luego preguntamos para el desayuno chino en el salon atras y dijeron que el carrito de dim sum no lo podrian traer a esa area y si queremos tenemos que ordenar con el señor afuera y lo traemos nosotros. Al fin el señor llego con el carrito a servinos rapido. Ordenamos nuestra comida del menu tambien de una vez. El dim sum estaba frio. Y la comida que ordenamos despues de 2 horas de espera, nunca llego. Gente que llego despues de nosotros recibieron su comida. El mesero varias veces dijo a nosotros que se va a demorar. La verdad era que el tenia el orden escrito mal y el papel que tenia nuestra orden escrito para el chef se cayo por el piso. Mi mama es vegetariano y al final no podria comer nada. Fuimos a pagar para el desayuno chino que comimos y nos fuimos con hambre. Al momento de pagar, los empleados que encargaron de nuestra mesa, ni el gerente pidieron disculpa para eso. Esto es el peor restaurante en todo Panama. Y esto no es la primera vez que ha olvidado la comida. Si quiere comida china, llegate a cualquier otro restaurante chino para mejor experiencia y mejor comida.
Platos recomendados
Calificar el restaurante (recibe 20 puntos)
Precio por persona de: Entrada + Plato principal + bebida SIN ALCOHOL
Precio = Entrada + PLato principal + Bebida
He ido varias veces y no hay quejas. El servicio por parte de los meseros es muy bueno tomando en cuenta que casi siempre esta a full capacidad. El té de almendras es lo máximo!
Comenzaré por lo mejor del Dim Sun. El estacionamiento y la publicidad en sus vitrinas en las que observé botellas de coñac Carlos y latas de abajo e que hace tiempo no veía en Panamá. (Años sin velos en los almacenes públicos de la capital). La vista tantas veces mencionada es parcial entre techos y un poco de mar. La comida, igual que los muchos restaurantes de comida china existentes en la plaza. Lo único diferente fueron unas colinas de langosta con precio elevadito pero en fin eran langostas. El ambiente igual con sus invariables alfombras llenas de grasa sobre capas de mugre traída por los zapatos de la calle. Lo insufrible ente malo fueron los meseros. Todos se pasaban la la responsabilidad como toreros diestros ante un toro desarmado. El mesero que nos tocó no se presentaba, otra mesera que traía platos al pedirle té, respondía pregúntenle a ese que está allá. Otro que tiraba platos limpios en una mesa vacía decía no me toca, es ese de allá. EL MESERO "nuestro" en su última impecable presentación preguntó: "Ahora que quieren". Solo por este "pequeño" detalle, NO VUELVO.
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