El restaurante lo pudimos localizar mediante Waze y no tuvimos problema para estacionarnos aunque debo recalcar que fue a más o menos las 3:30 de la tarde.
Una señora coreana, asumo la dueña, nos recibió con una sonrisa amable en su rostro. El restaurante estaba vacío pero atendido, limpio e iluminado aunque sea un espacio pequeño.
Las mesas son bastante amplias, tanto así que mi acompañante se sintió "lejos" pero no es para menos considerando el espacio que se necesita para algunos platos coreanos.
La mesera fue amable y paciente con nuestras incógnitas aunque nos hubiese gustado que nos diera un poco más de seguimiento (tuvimos que esperar un rato para pedir la cuenta pese a que éramos los únicos clientes al momento).
El menú no fue complicado de navegar, fue puntual y con explicaciones precisas. La selección de bebidas fue mínima (solo tenían disponible soda, a lo que decidimos beber agua). Al rato nos trajeron una entrada que incluía kimchi, papas salteadas, hongos, y otros vegetales que estuvieron muy sabrosos.
Del menú pedimos un bibimbap 비빔밥, carne sobre arroz con vegetales mixtos acompañado de una salsa agridulce y sopita Miso y una sopa coreana de mariscos con puerco y vegetales acompañado de arroz blanco, bastante picante pero llegó al alma y ambos platos riquísimos.
El tiempo de espera fue mínimo pero debemos tomar en consideración que el restaurante estaba vacío en ese momento.
Sin duda lo mejor del lugar en comparación con otros restaurantes coreanos en el área es la atención a detalles, la frescura de los alimentos y la explosión de sabores apenas entra la comida a tu boca. Los precios pueden ser vistos como elevados (15 y 15 respectivamente aunque justos comparando con otros restaurantes coreanos) pero valió la pena sin duda y recomiendo el lugar tanto para personas coreanas que buscan un sabor de su hogar como para personas que apenas están conociendo la cocina coreana.
