Después de varios meses, decidimos comer en El Jardín de Gaudí otra vez, pensando que los defectos de nuestra primera visita podrían haber sido corregidos. Lamentablemente eso no pasó. Entre los tres comensales, dos ordenamos la selección de tapas seguido por un plato fuerte de corvina a la plancha con vegetales salteados. La otra persona ordenó una ensalada seguido por los canelones de verduras. La mayoría de las tapas eran buenas pero nada del otro mundo, con la excepción del taco de calamar que llegó con la tortilla totalmente fría. Además, en vez de traer primero las tapas y la ensalada, trajeron las tapas y el plato fuerte al mismo tiempo. Los vegetales salteados que acompañaban la corvina a la plancha eran horribles. Decir que eran sobre cocidos no es suficiente para describir la consistencia que era casi como una compota. Era obvio que los vegetales habían pasado horas en el vapor para estar listos para servir, algo que los destruyó. ¿Por qué no podrían haber salteado los vegetales a la orden? Con respeto al servicio, no escucharon. Especificamos plenamente que las tapas deben de llegar primero seguido por el pescado al terminar con las entradas. Cuando las entradas y platos fuertes llegaron al mismo tiempo, fuimos sujetos a una actitud fea como si estuviésemos demasiado exigentes solo por pedir nuestra comida en una orden normal.
Lastimosamente, el lugar es muy lindo y El Jardín de Gaudí podría ser un lugar muy popular, pero la comida mediocre y el servicio indiferente harán nada para atraer más clientes.