Este restaurante parece ser un secreto muy bien guardado de la comunidad koreana en Panamá. Es una auténtica fondita oriental atendita por una familia muy amable. Ayer fui por primera vez durante el almuerzo, y me complació mucho mi visita. Pedà un tradicional Bibimbap, que es un arroz blanco servido en una ollita de hierro forjado a una temperatura muy alta, sobre el cual se terminan de cocer una mezcla de huevo y vegetales encurtidos aderezados con chile picante. La porción es enorme y el sabor delicioso. Además como entrada te viene una ración generosa de acompañamientos como vegetales encurtidos, angulas, kimchi y sopa miso. Quiero regresar y probarlo todo, de verdad altamente recomendado. Cabe resaltar que no hay mucho estacionamiento y el ambiente es de fonda informal.
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