No sé qué le pasó. Parece ser que la pandemia los afectó muchísimo porque en mis últimas 2 visitas he notado una clara decaída en todos los aspectos:
1. Comida - los dátiles y el pan de la casa siguen siendo excelentes. Pero no recuerdo que el carpaccio haya sido tan grueso. El risotto de hongos con trufas estaba muy bajo en sal y, por raro que suene, creo que pueden bajarle un poco a las trufas. Mis compañeros ordenaron platos relativamente seguros que parecían cumplir con las expectativas (bolognesa, alfredo, pizza). La calidad de los platos no es mala, es solo que antes la consideraba excelente y hoy en día está OK.
2. Servicio - atento y amable, se nota que la chica (que claramente estaba en entrenamiento) trataba de hacer lo mejor que podía. En varias ocasiones nos trató el maitre’d para cubrir el gap. Sin embargo, no tenía claros los platos, no estaba pendiente del agua, trataba de llevarse platos que todavía estábamos comiendo. Una vez termine el entrenamiento seguramente será muy buena porque tiene la disposición.
3. Ambiente - promedio. Antes se daba toques de modern chic, pero ahora notas que han bajado su cuidado. Tapetes rotos, mesas no bien armadas, accesorios en el camino, polvo en las repisas. El lugar sigue siendo cómodo, es simplemente que ya no es lo de antes.