Volví después de un año y medio y muchas cosas cambiaron por supuesto. El ambiente y atmósfera de los clientes divertida y la terraza muy linda. Buenos los tragos, aunque caros. La comida estaba bien de sabor, nada excepcional digno de mencionar. Los precios vs calidad en la comida muy altos. El servicio estuvo regular hasta que el jefe de meseros o la persona que tenía saco comenzó intensamente a preguntar por las órdenes y las bebidas. Al final añadieron varias tablas de quesos a la cuenta y logramos después de mucha discusión que las sacaran. Para cerrar la noche a cada persona le cobraron $4 de estacionamiento. En conclusión: No volveré, a menos que me inviten y me lleven.