Cantina del Tigre

Si humus de frijol blanco con calamares es espectacular, al igual que el mondongo con langosta y arroz de coco el cual fue una sopresa porque sus sabores estaban muy bien equilibrados y no afectan la delicadeza de la langosta.

El cambio de local no cambió para nada la calidad, sabor y el particular sazón de la cantina del tigre. Algo ecléctico pero a la vez con platos que podrían verse básicos, su consistencia es notable. El arroz rojo es supremo: la mezcla de sabores, su frescura y concolon le dan un toque inolvidable, para siempre repetir. El pulpo con su salsa -de trufas me parece- es simplemente espectacular, justo en su medida. La atención en su punto, tiempos de respuesta bien calibrados… un favorito.

Cantina del Tigre ciertamente merece estar en la lista de los Mejores Restaurantes de América Latina (#76). El ambiente del restaurante es fabuloso. Después de abrir la puerta exterior, ingresa a un largo vestibulo con un mural que se ve un poco aterrador. Continúa por la segunda puerta (con una manija única) y pasa a un espacio maravillosamente acogedor, el primero de los cuales es interior y luego exterior. El comedor al aire libre es enorme, con la cocina abierta a un lado (que ofrece una vista fabulosa de la preparación de la comida) y las instalaciones de elaboración de cerveza por otro lado. La combinación de madera, metales y las ristras de bombillas creó un aspecto industrial, pero con calidez. La comida y los cócteles fueron increíbles, llenos de sabores y demostrando creatividad. Comenzamos con una Fresco Verano (que describiría como un giro en la sangría) y una Passion Tropical (una bebida a base de ron con jugos de piña y maracuyá). La cocina es panameña con un toque moderno. Al seleccionar nuestra comida, seguimos todas las recomendaciones de nuestro mesero y cada plato fue fenomenal. Comenzamos con la combinación de ceviche con chips de plátano recién hechos. Los chips estaban crujientes y perfectamente salados. El ceviche tenía trozos de pescado, que hacía cada componente fácilmente identificable y apreciado a la vista y el paladar. Tenía la cantidad justa de calor para equilibrar el ácido, pero aún dejaba los sabores del pescado que era la estrella. Para nuestros platos principales probamos un plato de carne y uno de pescado, que proveían un buen contraste. Lo que destacó en ambos platos fueron las salsas; ambos eran suaves, ricos y tenían maravillosas combinaciones de sabores. Nuestro plato de carne era un plato especial de la casa: rabo de buey cocido lento por 16 horas con una salsa de chocolate y ron. El rabo de buey estaba tan tierno que se caia del hueso. La salsa de chocolate con ron complementaba muy bien la carne. Nuestro plato de pescado contenía grandes trozos de corvina que estaban rebozados y fritos (pero nada aceitosos); el revestimiento tenía un crujido perfecto, pero el mismo pescado estaba húmedo. Se acompañaba con una salsa de curry con un chorrito de mostaza que daba un toque picante a la salsa; era una base maravillosa para exhibir el pescado. Y el arroz con coco fue destacado. Su sabor a coco era genial, pero mas especial era el crujido del arroz; proveía otra profundidad de sabor y un contraste de textura. Tener la "corteza de arroz" mezclada hacía de este nuestro arroz con coco favorito hasta ahora. Nuestro mesero fue fenomenal. Su servicio no solo era excelente, sino era tremendamente informativo sobre cada plato y la historia del restaurante. Fuimos para almorzar y no tuvimos problemas para entrar, pero entendemos que la cena estába bastante ocupada, asi que es bueno tener reservas si va. Hay algo de estacionamiento pero no mucho para el tamaño del restaurante.

La verdad que hace rato quería probar este restaurante y fui con dos amigas. Al llegar al lugar no existe un letrero donde diga Cantina del Tigre, me dejé llevar por el google map y cuando llegue vi a unos muchachos que tenían el suéter con el nombre del restaurante y asumí que era allí, baje el vidrio y me preguntaron si tenía reserva, luego te dirigen a donde parquear ya que no hay estacionamientos y debes dejar las llaves. En cuanto al servicio me parece que tienes a cada minuto a alguien limpiándote la mesa o preguntando si quieres algo más, lo cual resulta súper incomodo ya que no puedes tener esa tranquilidad de cenar amenamente sin tener a un salinero encima de tu mesa. No has terminado un plato cuando ya se lo quieren llevar, la verdad a mi me resultó sumamente incómodo y también a mis acompañantes. La comida es excesivamente cara, no me parecieron razonables los precios es totalmente una locura que en un plato principal te pongan 4 langostinos y abajo de ella 4 pedazos de papaya ( este plato se llama langostinos en papaya y maracuyá) no lo recomiendo para nada precio versus calidad nada que ver, ordenamos como entrada las croquetas de pulpo, en lo personal no nos gusto a ninguna ya que está crujiente afuera pero toda la masa de adentro se siente aguada es como si mordieras y saliera una crema. Adicionalmente, ordenamos Pescado frito que viene con unas cebollas moradas el plato está normal, precio excesivo a mi parecer. Y por último, pulpo al carbón este plato estuvo normal he probado mejores. La verdad es que yo no regresaría a este lugar. Los cócteles ninguno nos gusto, sandía spritz la verdad que sabe a jarabe, y pedimos otra que no recuerdo el nombre completo “Summer…” tampoco estaba bueno. Aconsejaría que los saloneros no asfixien al comensal, es de muy mal gusto tener a alguien encima de tu mesa a cada instante, si quieren atender bien solo deben estar pendiente a cuando se les llame. Al momento de pedir la cuenta le tuve que pedir a la joven que se retirara que cuando estuviésemos listas le llamábamos.

La comida esta OK. Nuevo local, muy cómodo, muy atento el personal. En una mesa un tipo vaping y nadie le dijo nada. Me dieron una pobre excusa para no pedirle que no siguiera.