Azafrán

Este restaurante no falla nunca, en ningún aspecto. La comida, deliciosa y creativa, está hecha con ingredientes de excelente calidad. El pan y el aceite son muy representativos de esa calidad. Los vinos siguen esa linea y además la carta ofrece vinos muy poco habituales por aquí. El servicio, orquestrado por el Sr. Rolo, tampoco defrauda, nunca. Siempre, sumamente muy profesionales y muy simpáticos. Para terminar, el lugar, impecable y muy acogedor, está dispuesto de una forma que las mesas disponen de un amplio espacio vital.

comida española creativa pero sin perder su esencia. Los chicharrones de cordero sin un "must". No dejen de preguntar por los especiales, siempre tienen sorpresas fuera del menú.

El ambiente me encantó. Es privado y acogedor ideal para cena en familia o con la pareja. De entrada pedimos chicharrón de cordero que estaban excelentes y las croquetas de jamón y chorizo espectacular. Pedimos de plato fuerte albóndiga de rib-eye y entraña que no me mató. El postre estaba delicioso fue un flan y un brioche con helado.

Como en las vistas anteriores, Azafrán no decepciona; por el contrario, deleita cada vez. Desde el inimitable pan crujiente y calientito, hasta el carpaccio, las albondigas de entraña o el arroz meloso! Su intimo y casual ambiente y servicio hacen siempre placentera la experiencia.

Un almuerzo en un salón privado muy especial con una buena atención y con unas entradas variadas en donde se pudo beber un albariño. los platos fuertes un tanto demorados pero mis linguines a la diábolo recomendados. un buen espresso y postre lo redondearon