Muy buena calidad, métodos sencillos de cocción. Sin embargo, esta ultima ocasión ha sido un poco inconsistente en el pulpo con cebollas caramelizadas, las cuales salieron muy blancas, poco caramelizadas y la cubierta del pulpo era mas aceitosa que de costumbre. El resto, excelente: lomo de cerdo a la navarra, mero a la plancha con cebolla y pimientos, pimientos rellenos de bacalao y lenguado plancha con aceite de oliva y ajo requemado. De los postres: mil hojas (imperdible cuando hay), strudel de manzana y flan de queso.

Hace algunos años, era un punto de referencia de platos sencillos de alta calidad de la cocina italiana. En los últimos años, se ha vuelto inconsistente en muchos aspectos: alta rotación de personal, deficiencia grande en el servicio etc. Como por ejemplo, traer una ensalada sin aderezo y decir que está aderezada, dejar la mesa sin cubiertos y no reponerlos etc. Y como wine bar, imperdonable que los vinos por copa haya que devolverlos por mala conservación. Pero algunos clientes nos seguimos aventurando de vez en cuando. Esta vez, las ensaladas de entrada carecían de aderezo. Las pastas estuvieron bien: rigatoni alfredo, spaghetti bolognese, ravioli di ricotta al pomodoro y spaghettini aglio e olio. Con media botella de montes chardonnay por temor a embarcarnos con vinos por copa. De postre, el flan, pero con un sirope de chocolate que lo dañó.

Por dentro es una copia de machupichu del cangrejo. Desde el mobiliario, hasta el menú, pero la calidad de cocina es mucho mejor. Es muy buena. Servicio rápido, pero ordenamos 2 pisco sour y una copa de vino que nunca llegò. Particularmente, detesto eso.

Cocina y servicio excelentes. A excepcion del postre q no era fresco, pero no sabia mal. Le desmejora el ingreso a través de Onza, ya que en ocasiones tardan en hallar la reservacion y habia mucho humo y olor a brasa en la parte de abajo. Vinos excelentes con sommelier sencillo y de calidad. Ampliamente recomendado.

Cocina y servicio excelentes que perduran a traves del tiempo, por generaciones, sumado a innovacion y ambiente sencillo y refinado. El reto es ahora transmitirlo a la 3a generacion y va por buen camino.

Recomendable con advertencias. Siempre nos ha ido mejor con las entradas. Con los platos fuertes ha pasado que algunos son desequilibrados. O muy dulces, o sin gracia; y como es algo costoso, pues hay que tener cuidado. Por ejemplo, probamos una vez los fetuccini de harina de arroz con salsa de tamarindo, que eran dulces como un postre. En otra ocasión, el atún simplemente sellado con pimienta, era blanco, no muy bien sellado, lo cual lo secó adentro. En cambio, nos ha ido bien con la corvina marroquí y la corvina al curry, los cuales han sido equilibrados y con toque oriental interesante. El servicio es cordial, pero a los saloneros les falta experiencia. Para volver, pero con cautela.

Es uno de los sitios mas auténticos y de calidad constante, en cuanto a cocina peruana se refiere. El ceviche de corvina, genuino y sencillo, quizá le falta solo el choclo de verdad. El pulpo al olivo, solo quisiera que la porción fuese más grande, porque es exquisito, las sopas (chupe, parihuela etc.) exquisitas; y así podría enumerar otros varios platillos con alta recomendación. Además, el mejor pisco sour de la ciudad y la elocuencia del menú nos causa gracia.

Siempre había ido a este sitio a comer carne a la parrilla. Sin embargo, hoy fuimos dispuestos a comer platos de la cocina, y nos fue extraordinario. Berenjenas en escabeche, salad bar, corvina estilo mark y cobia meuniere fueron los platos degustados con excelente resultado. Corvina mark es un filete de corvina perfectamente cocinado en plancha con un surtido de vegetales salteados que lo cubren: hongos, pimientos, zucchini etc, que le dan excelente toque mediterraneo. Para volver ahora no solo por la buena carne, sino también por platos de cocina. Muy recomendado.

Desde una ocasion anterior queria regresar por un buen ribera con algo que exaltase la cocina española y eso fue el viernes antes del dia del padre. Un extraordinario Emilio Moro del 2007 acompañò el excelente duo de tartares y el magret de pato, conjunto que combinado con una cuenta super justa, engalana el lugar. Mi partner, se fue con la parte fusiòn: empanaditas y cazuela de mariscos. Muy buena cocina, buena atención y precios justos.

Recomendaría el lugar con advertencias. Ya teníamos referencias de que las porciones eran exageradamente reducidas. Sin embargo, en la primera visita fuimos de día, a almorzar. Salimos opinando que las tapas eran porciones generosas y nos gustò la calidad, salvo por una copa de achaval ferrer que estaba en estado deplorable y debimos devolverla. La 2a. Vez fue muy objetable. Pedimos un jerez al llegar, que sabía como si hubiesen dejado la botella abierta, no tenían aceitunas para acompañar el jerez, las tapas fueron realmente chicas y la cuenta saladamente alta. Concluimos que si sirven eso en el día, deben cerrar, por lo que es totalmente diferente de dia que de noche. Caro e inconstante en calidad.