Cuando entras al restaurante te trasladas a una fonda típica del interior. Muy buen ambiente. Muy bonita la decoración. La barra es un diablo rojo muy colorido. Hay ropas colgadas por todos lados. Los baños algo rústicos con cutarras en la puerta y una palangana de metal de lavamanos. Fuimos mi esposo y yo un lunes, no había mucha gente. La camarera muy atenta, quizás demasiado, sentí que nos sirvieron demasiado rápido ya que no habíamos terminado la entrada y ya venia el plato fuerte. Aun así disfrutamos del lugar. La comida estaba buena aunque muy cara para lo que ofrecen. Lo mejor, las torrejitas de bacalao. Pedimos chuleton y pulpo a la caribeña. Tienen valet parking gratis. Probablemente regrese para disfrutar del show ya que en esta ocasión fuimos temprano y no tuvimos la oportunidad.

Muy rica la comida. Tienen gran variedad de ingredientes y todo muy fresco. Pedimos de entrada takoyaki y estaba muy bueno. De plato principal pedí un bento korean beef set y lo recomiendo cien por ciento. No podía faltar la limonada con hierba buena. Comimos hasta reventar y no pudimos terminar con todo. Las raciones son bien generosas. Para los que comen poco les recomiendo no pedir entrada sino no van a poder terminar de comérselo todo. Para la próxima pienso pedir algo de sushi rolls ya que tenían muy buena pinta también.