La pizza Azzurra es sencillamente espectacular. Y la salsa bolognesa (la pedí con pasta paccheri) es riquísima. Los meseros, aunque se veía que estaban bastante ocupados y se olvidaron de uno que otro detallito, estuvieron atentos. Y el ambiente y la decoración, muy acogedores.

El dolsot bibimbap y el japchae son simplemente deliciosos. Las porciones son bastante grandes porque son bandejas mas bien para compartir. La comida es excelente y, por lo tanto, los precios lo reflejan.

Las pizzas: deliciosas, la sangría: buenísima, el servicio: muy bueno... pero el ambiente es muy ruidoso y bastante incómodo porque las mesas están muy pegadas las unas a las otras.

Cada vez que voy pienso "Voy a probar algo distinto" y termino pidiendo lo mismo: el pho de pollo y los rollitos de camarón. No tienen comparación.

Las alitas Hoisin estuvieron muy buenas, literalmente para chuparse los dedos. No soy conocedora de alitas, pero estas me gustaron mucho, igual que las picantes (ahora no recuerdo el nombre) que probé del plato de mi amiga. Los anillos de cebolla estaban buenos, aunque he probado mejores. El ambiente es bien relax para compartir unas cervezas con amigos. No esperes nada fancy ni complicado. Es comfort food y punto.