Los sabores de este lugar son muy buenos ya sea que se conozca de comida peruana o no. Nunca he estado en Perú, pero cada vez que voy a este restaurante (y voy desde hace más de 5 años) salgo con algo más que llenura. Siento alegría pués me encanta comer rico y satisfacción porque el dinero y tiempo que invierto ahí están totalmente justificados. Las porciones son abundantes así que es mejor ir acompañado. Es cierto que el servicio es un poco lento en las horas pico porque la comida se prepara en el momento (nada es recalentado), así que he aprendido a ir entre horas y así siempre encuentro parking y no me demoro. La decoración es pintoresca lo que hace el lugar muy acogedor. Lo recomiendo totalmente a los que les gusta comer sabroso y abundante.