La trattoria estaba a capacidad y nos ubicaron en nuestra mesa reservada enseguida. Elegimos una entusiasta sangría para iniciar y acompañar la Salumeria y Carpaccio de pulpo, perfecta elección y sobretodo la burrata deliciosa y fresca. De platos fuertes disfrutamos: Rigatoni alla Nora, risotto y spaghetti Alfredo con prosciuto en distintas texturas. Las pastas frescas hechas en casa en su punto, las salsas untuosas y bien sazonadas y el risotto fabuloso. De postres nos volvimos locos y pedimos: el tiramisú, el helado y el de pistacho con nutella. Son porciones perfectas para compartir, pero sin hipocresía cada uno se comió su postre completo. Muy buena la atención, quizás hubo un tiempo largo entre la entrada y los platos fuertes pero fue justo y necesario. El lugar invita a la sobremesa. Regresaremos.

Casa Bandida comparte local y cocina con Ahumado. Está en el piso de arriba/rooftop el local es bonito, mesas de buen tamaño y patas firmes y sillas cómodas. Fuimos por el pescado frito entero y superó nuestras expectativas. Pedimos de entradas el ceviche Pasión y Playa, el mediterráneo y el cóctel Siwichi, elecciones ideales. De plato fuerte el pescado entero a la Murga y filetes a la Murga con patacones. Todo fresco, bien cocido, salsas perfectas, porciones generosas, patacones recién hechos, porciones generosas y nos dimos espacio para el cheesecake de maracuyá🌟. Las cervezas estaban vestidas de novia! Casi un fenómeno. La atención amable, pendiente, con iniciativa y silenciosa. Perfecta. Regresaremos.

Fuimos cuatro personas. Dos nos sentimos muy satisfechos con lo que pedimos y los otros dos comensales lamentaron la temperatura de sus platos principales. El restaurante estaba a toda su capacidad por lo tanto los meseros hacían lo que podían. Muy ricos el filete a la pimienta y el filete rocquefort. Las ensaladas Rob Cobb y Caprese frescas, bien aderezadas, porciones correctas y los espárragos crujientes. Al estar fría la picaña y el rib eye no cumplieron la expectativa. La promoción del vino de la casa 2 x1 fue oportuna. A grandes rasgos estuvo bien. Volvería solo si el restaurante no está lleno porque las mesas son pequeñas y los meseros tienen pendiente conocer el menú y probar los platos para poder describir y recomendar aunque la multitud los agobie. A las 9 en punto apagaron las luces.