Reservamos un salón para un bautizo. Éramos 60 personas. El aire estaba dañado así que nos pasaron para el área de abajo. Éramos alrededor de 10 mesas. La comida la entregaron literalmente 2 horas y media luego de haber hecho el pedido. Mi mesa fue la última a la cual trajeron la comida, en el tiempo record de 3 horas. Inicialmente pensé que querían sacar la comida de todas las mesas a la vez, pero no fue así. La iban trayendo en el orden que pidieron. Las personas que llegaron a la vez con nosotros tuvieron su comida en 30 minutos. No puedo creer que nos hayan atendido de esa forma, habiendo reservado el área. Para colmo, nadie aceptó la culpa, todos los meseros dijeron que éramos muchos. Qué ridículos. O sea que ese restaurante no puede atender 15-20 mesas a la vez. No vuelvo nunca y no lo recomiendo. Fue una cuenta de casi $1,000 y no tuvieron ninguna consideración con nosotros.

Cosas buenas: el salad bar, quesos y acompañamientos. Buen ambiente con música en vivo. Buena atención. Cosas malas: las carnes. Al parecer están únicamente cocidas, sin condimentos, sin marinar y sin salsas. En lo personal sentí el sabor de la carne muy puro o "crudo". Si esa es la intención, bien por ellos. Sin embargo, a mí me gusta algo de sazón. Creo que sólo le ponían sal, lo cual está bien con el filete, pero las costillitas, las chuletas de cerdo, la babilla y otros cortes, no tenían buen sabor. Para mi gusto, hacía falta marinarlos un poco. Creo que sólo consumí como $10.00 de los $30.00 que pagué por la comida porque me asquié muy rápido, y eso que soy de comer bastante carne. Prefiero pagar la mitad e ir al Mesón del Prado y comerme un filete a la plancha. Me pareció un buen detalle la botellita de agua que pusieron para la mesa, hasta que llegó la cuenta y me di cuenta que te cobraban $3.00 por ella. El mesero ni siquiera preguntó si queríamos. Sólo la puso ahí y asumimos que era parte del servicio. Odio cuando los lugares hacen eso, más aún cuando son lugares más finos donde uno espera un mejor servicio.