Hacía tiempo que quería ir y no me decepcionó. El servicio me pareció encantador. la carta un poco limitada y algunas porciones de los entrantes eran ridículamente pequeñas. Evítenlas y vayan directamente al plato que es lo que vale la pena: buen sabor y texturas sencillas cocinadas con gran respeto. Los calamares rellenos de risotto nero y la lechona están deliciosos. El postre merece la pena, y también un orujo de hierbas que hacen allí sorprenderá a su paladar.

Horrible lugar, oscuro y polvoriento, como una sala de cine olvidada. Me impresionó, de verdad. El único motivo por el que no salimos corriendo fue la sonrisa de los 3 camareros que se morían de aburrimiento en la barra. Si quieren comer sobre manteles viejos y que se les quede un nudo en el estómago no duden en ir.

Muy recomendable. Me muero por la cocina asiática así que cuando supe de este restaurante me fui volando. Ya desde el principio me cautivó el sake: los hay pésimos, como el vino, sin embargo el que nos sirvieron era ligero y compacto en sabor como el buen "vino de arroz". Optimo sushi y sashimi - excelente corte del pescado- Siempre que voy disfruto el ambiente divertido y moderno y nunca me voy sin felicitar a Fabio, el chef japonés de raíces brasileñas que hace la diferencia en sus platos.

Uno de mis restaurantes favoritos en Panamá. La carta es limitada pero el sabor nunca me decepciona. El ambiente es casual y refinado al mismo tiempo. Lo recomiendo vivamente, y resalto que no he hallado en todo el país un servicio tan formado en hostelería: algo tan simple como el buen trato, y sin embargo, casi un milagro aquí en este istmo.