La comida está muy rica, los waffles y las empandas son un hit. El servicio podría mejorar, los camareros no son groseros pero tampoco muy agradables en el trato. Y nos tocó desayunar con un perro ladrando desde que entramos hasta que nos fuimos. En estos casos, alguien del local debería decirle al dueño que saque a su perro para no incomodar a totos los demás. Muy desconsiderado

La hamburguesa "COLOSAL" debería llamarse diferente, porque de colosal no tiene nada, es una hamburguesa igual a las otras, pero que te cobran como si fueran dos. Desilusión en cuanto al tamaño, la calidad fue buena, pero no vale la pena pedir ese plato en particular, sobre todo si tienen hambre, que fue lo que nos pasó. El ambiente es muy agradable.