encontramos este lugar de pura casualidad de regreso a la ciudad, y fue una grata sorpresa. Decidimos bajar al local porque la dueña estaba con el menú en las manos pendiente de la clientela que llegaba. El menú es amplio, muy bien explicado y con mucho detalle sobre los ingredientes y los sabores de cada plato, son una pareja de franceses que comparten por medio de su comida, el amor a lo suyo. probamos el club sandwich y las dos hamburguesas que tienen en el menú, ambas exquisitas con ingredientes frescos y con muy buena porción, las papas son las papas fritas francesas originales. Además tienen una carta variada de pastelería muy rica. Pedimos el creme Brûler y el Roche Praliné, ambos exquisitos. El restaurante está a pocos metros, rodando en carro de la entrada de Coronado, y vale mucho la pena tomarse el tiempo para conocer este pequeño local.